El Museo de San Isidro - Museo de los Orígenes

J. L. Gamallo. La mayor parte de los turistas que se acercan a visitar la villa y corte del Reino de España, traen señaladas en sus guías de Madrid como objetivos primordiales los museos del Prado, el Reina Sofía, el Thyssen y el Palacio Real.

La premura de tiempo obliga a centrar, y con razón, en estos grandes complejos artísticos. La ubicación del Hostal Horizonte en el antiguo centro histórico de Madrid permite poder disfrutar de algunos otros lugares menos conocidos, o que no son tan señalados, pero en el caso que vamos a comentar está muy unido, de manera entrañable a la pequeña y más tradicional historia de Madrid, relacionada con su venerado patrono, San Isidro.

Es el que se conoce como Museo Casa de San Isidro-Museo de los Orígenes, ubicado en la plaza de los condes de Paredes, muy cerca de la plaza de la Latina, la Plaza Mayor, la Pueertal del Sol, Tirso de Molina, donde abundan los tascas y los bares de tapas. El actual edifico, muy reconstruido en el siglo XX, fue el antiguo palacio de los condes de Paredes, y que durante la Edad Media perteneció a Iván de Vargas, el amo de San Isidro.

Aquí, según la tradición vivió con su esposa Santa María de la Cabeza. Así el edificio, tiene en la actualidad el típico aspecto de palacio renacentista, con su patio con arcadas y columnas. El Museo, propiedad municipal, ofrece al visitante una panorámica desde la Prehistoria hasta el siglo XIX de la evolución de la pequeña fortaleza musulmana hasta el cambio y rápido despegue que supuso para Madrid su elección, sorprende, por parte de Felipe II como capital de su extenso Imperio.

Así es posible admirar restos arqueológicos prehistóricos, romanos, árabes  y medievales. No conviene dejar de ver los bellísimos sepulcros de la sapientísima doña Beatriz Galindo, la mujer más culta de su época (no en vano era conocida como "la Latina"), maestra de latines de Isabel I y las infantas, su esposo Francisco Ramírez, capitán y secretario de Fernando el Católico.

Hay una maqueta que permite seguir como fue creciendo Madrid desde el núcleo central del Alcázar moro (la actual zona del Palacio Real) y como llegas hasta el actual paseo del Prado en el siglo XVII. Existe un pequeño y ameno  jardín botánico, desde donde se tiene una vista excepcional del ábside de la capilla del Obispo.

Aparte de la zona estrictamente museística, la más entrañable es la relacionada con la vida del humilde San Isidro. Así en una de las dos habitaciones donde parece que vivió el santo y su familia, se pueden contemplar una serie de obras anónimas, de tradición popular, pinturas y esculturas, ligadas con su vida.

En la habitación donde parece que el santo ascendió a los cielos, se consruyó una capilla en el siglo XVII. Zacarías González Vázquez pintó las pinturas de las paredes, destacando la Apoteósis de San Isidro en el óvalo central, donde Isiadro está rezando mientras los ángeles aran las tierras.

En la bóveda de la nave dos ángeles sustentan una filacteria con la leyenda latina "Hic obdormivit in domino". Parte importante y colofón de la visita es el pozo del milagro, donde según la tradición, Illán, el hijo de Isidro, se cayó fortuitamente al pozo. Los ruegos del Santo hicieron que las aguas del pozo devolviera a su hijo sano y salvo.