Hanna. Una singular road movie entre África y Europa

J.C. Gamallo: Anoche con unos amigos, fui a Kinepolis para pasar el rato viendo una de las películas que allí exponen. Tras pasear por el hall y sopesar las pocas opciones razonables, nos decantamos por Hanna. Lo único que sabía de esta película de estreno, era su sinopsis de la Guía del Ocio vía 3G de mi BB. Lo que más me llamó la atención de ella era que su banda sonora corría a cargo de los Chemical Brothers.
Nos acomodamos en la butaca degustando un helado de Häagen-Dazs, y tras los tráiler de rigor, aparece una advertencia: "No apta para menores de 12 años". Comienza la película con una bella fotografía en un paisaje pre ártico, un lago helado con abetos nevados que lo rodean. Lo que aparenta ser un documental del National Geographic, termina siendo una sangrienta "road movie".
Así, una chica adolescente de uñas más que afiladas, pasará de cazar renos en Laponia, a escaparse de un bunker vigilado por fieros marines americanos, y degustar un té en los alrededores de Ouarzazate, el Hollywood marroquí. Allí conocerá una familia de "pijipis" alemanes, y con ellos cruzará Marruecos en su furgona "Flower Power", atravesará el estrecho de Gibraltar pasando por España y Francia en dirección a Alemania, destino final del angelito de ojos azules.
Con la hija de ellos, conocerá a su primer amor en Córdoba, al fuego de una fogata y de la luz de la luna. Mientras un grupo de gitanos se arranca a cantar, dejando perplejos a todo el personal de la sala de cine, sin los sintetizadores de los Hermanos Químicos.
Mientras una jauría de agentes de la CIA, apoyado por un grupo de mercenarios, la siguen de cerca con una sombría intención. Pero gracias a la educación y apoyo de su padre no biológico, Hanna alcanzará sana y salva su objetivo: Encontrar la persona que asesinó a su madre.